EN EL SPA LE MAX CLARINS DEL HOTEL WELLINGTON DE MADRID

El plan con el que comencé el sábado 1 de marzo pasado no podía haber sido mejor: una mañana completa en el SPA LE MAX CLARINS del HOTEL WELLINGTON de Madrid para disfrutar de DOS PROTOCOLOS, uno CORPORAL y otro FACIAL. Había recibido la invitación hacía ya algún tiempo, y lo que no entiendo es cómo se me lía tanto la vida que tengo que posponer las cosas que más me apetecen, como esta, por las obligaciones del tipo que sean.

Tomarme un rato para mí siempre me hace pensar en cambiar algunas construcciones mentales que tengo asumidas y que implican "obligación", en favor de otras que comienzan con "ME APETECE..." (en mayúsculas).



Le pedí a mi terapeuta de CLARINS un buen masaje CORPORAL DRENANTE porque suelo retener líquidos con facilidad. En cuanto al protocolo FACIAL, personalizó la LIMPIEZA con los productos escogidos con el fin de que mi piel quedara muy limpia, libre de células muertas, y muy bien hidratada al terminar.

Entrar en una cabina de CLARINS es envolverte en un sin fin de aceites esenciales muy aromáticos que te trasladan directamente a un bosque encantado. O por lo menos, esa es la sensación que yo experimento y me encanta porque los olores de los aceites esenciales, con esas notas de tierra húmeda y de raíces de plantas me hacen pensar en universos mágicos con pócimas de belleza ancestrales. La imaginación se me dispara siempre con estos aromas.


Según DOMINIQUE RIST, Directora Internacional de Desarrollo de Tratamiento y Formación de CLARINS, "Ninguna herramienta ni máquina tiene tantas posibilidades perceptivas, formas de expresión o habilidades como la mano humana. La mano, junto al cerebro, es la primera parte del cuerpo en desarrollarse en el embrión humano. Es el instrumento que permite al ser humano construir el mundo. 

Una pequeña parte de la anatomía que cuenta con propiedades únicas: 27 huesos pequeños, 33 articulaciones y más de 20 músculos trabajan juntos para permitir a la mano extenderse, flexionarse o moverse como desee. Estas posibilidades las posee con total libertad en el espacio tridimensional. Por encima de todo una capa de piel de una excepcional sensibilidad cubre los dedos: Con mas de 2000 terminaciones nerviosas que dan a los dedos una habilidad táctil inigualable.

Entre sus infinitas posibilidades la mano puede: distinguir relieves y texturas, sentir el frío o el calor, la suavidad o la rugosidad, evaluar la elasticidad y la firmeza, apreciar pesos y volúmenes, modelar formas y contornos, también acariciar, cepillar, presionar e , incluso, transferir y capturar la energía.

¿Cómo puede haber dudas respecto a que el bienestar debe ser buscado y que la belleza no está “hecha a mano”?"

A partir de la experiencia de las terapeutas de CLARINS, los protocolos de cabina, las maniobras, las presiones de las yemas de los dedos o de la palma de la mano y los movimientos de modelaje se ha ido constituyendo lo que han denominado EL ARTE DEL TACTO.

Cuando la terapeuta del SPA LE MAX CLARINS WELLINGTON comenzó el masaje, lo primero que hizo fue realizar una serie de presiones sobre mi cuerpo por encima de la toalla. Estas presiones van preparando el cuerpo para recibir el resto de los movimientos del masaje y los productos profesionales. (Así, entre nosotras, os diré que dan ganas de llevarse a casa todos los productos de cabina profesional de la firma porque son súper eficaces).

Pedí a la terapeuta que realizara el masaje con energía porque a mi me gustan los masajes un poco enérgicos, ya que tengo una musculatura muy fuerte por haber hecho muchísimo ejercicio físico toda mi vida, y además, estoy acostumbrada a las manos fuertes de la fisioterapeuta a la que suelo acudir cuando tengo la espalda cargada o me duelen los hombros.

Aunque lo característico en CLARINS es que los movimientos y las presiones en los masajes drenantes sean moderados, la terapeuta de CLARINS entendió perfectamente mi petición y me hizo notar que se me acumulan contracturas en espalda, cervicales y hombros, pero me temo que son "gajes del oficio" y que el ordenador es mi realidad actual. Así que, el masaje corporal me vino de fábula porque no se quedó en un masaje drenante, sino que se esforzó en descontracturar las zonas que estaban más doloridas.

Como en todos los rituales de CLARINS, la terapeuta siempre calienta los productos en la palma de las manos para que, al aplicarlos, estén a la temperatura corporal y distribuirlos de forma controlada y uniforme.

Después, en el protocolo facial, las presiones y movimientos eran tan ligeros como el peso de una pluma sobre el rostro. También en el rostro se realizan PRESIONES DRENANTES ligeras para activar la circulación linfática y eliminar líquidos.

Además, estas presiones también favorecen la luminosidad de la piel del rostro. Os tengo que decir que durante el PROTOCOLO FACIAL, me quedé dormida... o casi... Hubo un momento en el que tuve que hacer un verdadero esfuerzo para no caer en un profundo sueño.

Finalmente, están las PRESIONES MODELANTES, que son algo más intensas y se realizan sobre puntos concretos en rostro y cuerpo. En el rostro, eliminan los signos de fatiga y atenúan las arrugas profundas; y en el cuerpo, modelan los contornos y afinan el aspecto acolchado de la piel.



Podría haber estado un rato en la zona de aguas del SPA, pero se me echó un poco el tiempo encima y no pude disfrutarlo. En otra ocasión será. Eso sí, ¡¡salí de allí flotando y como nueva!!


A la salida, me encontré con un fantástico regalo del Equipo de Comunicación de CLARINS: las cuatro Aguas de Tratamiento basadas en la Aromacología de CLARINS: EAU DYNAMISANTE; EAU ENSOLEILLANTE; EAU RESSOURCANTE y EAU DES JARDINS, que dejo su presentación en el blog para otra entrada.